Las organizaciones no debieran estar pensando en hacer ajustes para enmendar fallas o cerrar brechas para enfrentar una crisis. Una organización que quiera comprar su billete para competir en el futuro, tiene que realizar una profunda transformación y hacer los cambios necesarios. El primer invitado a cambiar es el gerente, por lo que la primera acción de la gerencia es desplazarse hacia un cambio de mentalidad.
Un cambio de mentalidad representa confrontar nuestros propios pensamientos e ideas respecto a cómo creemos que se hacen las cosas. Pretender mejores resultados haciendo siempre lo mismo, es el mejor concepto de locura.
Si usted quiere obtener resultados extraordinarios, tiene que mejorar la calidad de sus acciones y esto se logra a través de cambiar la forma de pensar.
¿Qué conlleva un cambio de mentalidad? Para el nuevo lenguaje de los negocios, es necesario desechar de nuestra mente muchos de aquellos pensamientos, preceptos e ideas que nos llevaron al éxito, los cuales en este momento requieren de una revisión para saber si siguen vigentes. Michael Dell, en una exposición a sus empleados les decía: “Nuestro éxito dura tres minutos, no se confíe”. En otras palabras, un gerente tiene que entender que lo que nos funcionó en el pasado, no necesariamente le servirá para competir en el futuro.
Un colega del área de consultoría suele decir que conforme un gerente va incorporando experiencia a su carrera, lo más difícil no es aprender algo nuevo, sino desaprender lo que ya sabe, pues existe un vínculo emocional con aquellas ideas que le permitieron llegar a donde está.
Fuente: Pensamiento Imaginactivo